mariposas amarillas

Ella no usa un kimono amarillo,
aunque sus pies descalsos andan juguteando por el piso,
como en una danza butho,
como en algun rito pagano.
En su castillo de arena se esconde de las sombras,
se esconde entre las sombras,
como en el regazo de una madre,
como el pez en el rio.
Ella no ve teatro negro,
prefiere la risa al llanto, pero dizfruta cada lagrina,
como se dizfuta un buen vino,
aunque ella prefiera un Arizu con Tang.
En un crucifijo escribio una duda con sus marcadores de colores,
¿como hago para amar a Satan, sin sentirme culpable?
y se enamoro de una burbuja de espuma,
y yo quise ser esa burbuja.
Ella me dijo adios tres veces, y me invito a pasar un dia,
pero no quise salir de mi lamparita,
asi que decidio romper el cristal un dia,
hasta lastimarse sus dedos.
En un parque grande vole en sus mariposas amarillas,
no quise que viera mis alas desplegadas,
preferia tomar de su mano y cerrar los ojos,
y quedarme dormido.
Ella acaricia las tardes con dulces suspiros.
Que por suerte son en mis oidos.