La espera

No pienso salir de mi casa esta mañana,
vacia, desolada, solo un tocadisco
donde suena la misma cancion,
una y otra vez.
Espero que el cielo se apiade de mi,
y no me refriegue una lluvia
por mi ventana,
no es que no aprecie su gesto,
es la melancolia que emerge de mi
al sentir las gotas sobre el vidrio
lo que me inspira a rechazarla.
Si se me acaban los cigarrillos,
y a furza mayor, debo salir,
le pido a los conductores
que no me atropellen,
no hoy.
Tambien le pido a los arquitectos
que construyan bien sus balcones,
que el policia de la esquina no me llebe preso,
no hay razon alguna en verdad,
pero con los policias nunca se sabe.
Cerrare bien todas las perillas
del gas de la cocina.
Y sacare del baño el calefon.
Llamare dos veces a mi dama,
a la que mas quiero,
para que no venga a buscarme,
no hoy.
y la llamare una tercera vez,
para que no se ofenda.
Pasara la mañana,
espero que tambien la tarde,
evitare beber, evitare acercarme
tanto al ventanal,
como al visturi,
como al revolver que guardo
bajo la almohada;
no por si entran ladrones,
si no mas bien,
por si tengo insomnio.
Por la tarde, antes de que termine,
bebere un te de tilo, para calmarme
si es que estoy nervioso.
Ni muy frio, ni muy caliente;
no le pondre azucar,
en verdad nunca le pongo.
Cuando empieza a anochecer,
cerrare los ojos muy despacio.
Abrire todos mis sentidos
esperando sentir el golpe en la puerta.
Y rezare un segundo,
por que sea ella.